Aullido Atómico presentan su último disco el 27 de junio en la sala 16 Toneladas, en una fiesta que promete convertirse en un derroche huracanado de R&R
Don Rogelio J es un tipo inquieto, muy inquieto. Licenciado en Bellas Artes, viene derrochando pasión creativa como tatuador, diseñador, ilustrador, editor (bajo la marca Ediciones Calamidad) y, por supuesto, músico. En este último campo descentró a más de uno con aquellos Tracahombres y, en su camino por seguir reivindicando los sonidos que emanan del swing, el rock, el garage o el punk, lo ha seguido haciendo con aventuras como Desguace, Tumba Swing o Aullido Atómico. Con estos últimos, acompañado de Quique Medianoche y Jussi, acaba de publicar un epé, vía FOLC Records, salvaje y pendenciero; inmediato y repleto de pura esencia rockabilly.
Lo presentan, el próximo 27 de junio en el 16 Toneladas de la capital valenciana, junto a Ape, Perry & Bonette, Gustavo y los Batracios Radiactivos, y, a los platos, Dj RosviL y Nathalie Hélène. Hasta que tan explosiva cita llegue, eso sí, nuestro protagonista se muestra orgulloso con los mimbres de su última criatura, en ese camino hacia la grabación ideal, que retrate fielmente el sonido en vivo del grupo: «Esa es nuestra idea. Siempre grabamos todos a la vez y buscamos esa energía. En este último disco, que es más crudo y oscuro, nos hemos acercado más a lo que queríamos, pero aún no estamos contentos con el sonido. Le podemos dar una vuelta más, sobre todo con la masterizacion», asegura uno de los tres pilares de una banda que siempre ha apostado por el autoaprendizaje: «No trabajamos con productor y tampoco tenemos formación como especialistas en sonido. Todo lo que sabemos lo hemos aprendido investigando por nuestra cuenta. Siempre vamos probando cosas. En esta grabacion hemos tirado mucho de micros que recogían lo que se oía en la sala, intentando pillar ese sonido directo, y lo hemos apoyado luego con otros micros que captaban cada instrumento individualmente».
Y es que Aullido Atómico, como muchas otras jóvenes bandas valencianas, gustan de abordar el rock desde una perspectiva cruda, basada en una filosofía que se emborracha de independencia y autogestión, y que, ante todo, trata de disfrutar la música sin trabas ni cercas, y que ya cuenta con templos sagrados (sin ir más lejos, La Residencia): «No sé a qué se debe. ¿Al agua, quizá? Sí, existe una escena, pero La Residencia no nació de la nada. Ese espacio surgió porque había necesidad de él. Se traían muchos grupos a Valencia que estaban de gira y acababan tocando en los sitios más insólitos (depuradoras, casas de pueblo, centros sociales…) siempre fuera de la industria y de las instituciones».
Admiradores de baluartes de nuestros sonidos como Wau y Los Arrrghs, magos del rock garagero surgido desde estas tierras y con clara proyección internacional, eso sí, Don Rogelio J apuesta por una estampa propia para su conjunto, y ante las voces que afirman que la música valenciana anda falta de actitud es contundente: «A nosotros nos falta de todo menos actitud».
Porque este artista, ya lo avanzábamos, hace de todo, excepto aburrirse. Sin ir más lejos, y con Tumba Swing, ha participado en el proyecto internacional LofiDogma (también figuran en la lista Euro-Trash Girl, Capaje, Acapvlco y Arthur Caravan) que, basado en el conocido movimiento cinematográfico Dogma, apuesta por la espontaneidad en el proceso de grabación. Los estudios Tigruss de Gandia fueron los elegidos, y Carlos Soler y Pepe Gomar, los productores que se pusieron manos a la obra: «Fue genial poder disponer de un día entero en uno de los mejores estudios en los que he estado nunca. Me dieron toda la libertad del mundo y aproveché para experimentar e improvisar un poco. Coincido plenamente con la filosofía del proyecto, así que no tuve que adaptarme, sino disfrutar. A Pepe ya le conocía, porque grabamos con él el primer elepé de Desguace, y Carlos me pareció un tipo genial. Ambos se adaptaron muy bien a mi propuesta y me enseñaron un par de trucos que pienso copiar», avisa. Unos trucos que, a buen seguro, podremos disfrutar dentro de poco: «Soy el típico tipo plasta, que no puede estarse quieto ni cinco minutos. Me mola tener un millón de cosas que hacer; sobre todo si son creativas. Con Tumba Swing estoy preparando espectáculo y disco nuevo; con Desguace estamos volviendo a ensayar, y lo más seguro es que toquemos después de verano, y con Ediciones Calamidad tengo varios proyectos macerándose, tanto en papel como en vinilo».
Los discos de la semana
In the eye of the hurricane (Autoeditado, 2015)
El cuarteto de Xàtiva ya avanzó el camino por el cual debían serpentear sus filosofías creativa e interpretativa. Aquel sencillo, Can you fell my breathing?, pintaba una densa bruma en la que asomaban llamaradas de metal embadurnadas en profunda psicodelia y rock ácido. Ahora, con este In the eye of the hurricane, la banda remata dignamente la jugada a base de intensas losas guitarreras, misteriosas atmósferas y unos delirios virtuosos en la batería que son capaces de encandilar al más despistado.
Apoyada en la modulada y expresiva voz de Ana Llopis, el resto de la formación consigue dotar de coherencia a un trabajo caracterizado por lo imbricado de sus extensas composiciones que van, de la rabia contenida de Luxor, a la más convencional serenidad de Parallel Universes, pasando por los ramalazos de furia apocalíptica del tema que da título al disco.
In the blink of an eye (Autoeditado, 2015)
Con su primer disco, Gratia/Era, los setabenses combinaron juventud e insolencia para evidenciar su gusto por las guitarras potentes y el directo atronador. Ahora, como aperitivo de su inminente larga duración, Young Blood, que verá la luz en las próximas semanas, In the blink of an eye muestra a unos The Soda Club más tralleros e, incluso, siniestramente luminosos, profundizando en esa senda post-punk de la que ya gustaban. Riffs cortantes, estribillo memorizable, transiciones que pululan entre atmósferas disco y bases rítmicas martilleantes, y el furioso registro vocal de Charlie configuran una suerte de distorsión sonora que invita a esperar con curiosidad buenas nuevas.