La Valencia gastronómica se hace grande. Tanto que ya no conoce de fronteras. La ciudad se llena de bocados con sabores internacionales. De hamburguesas a pastramis, de patacones a empanadas argentinas, de bastelas a los niguiris más variados. El mundo alrededor de un plato. Palillos, cuchara y tenedor…
“¿Cómo es que existe el sol? ¿por qué están tan alto que no se puede alcanzar? ¿Y por qué se esconde en el mar? ¿No tiene miedo de ahogarse?”
Viajes de Herodoto. Ryszard Kapuscinski
PETER BRUEGHEL ‘El viejo’ pintó un hermoso e inquietante cuadro recreando cómo era aquella torre de Babel que los supervivientes del diluvio crearon para intentar llegar al cielo. Una torre en la que las lenguas se confundían entre sí, haciendo imposible entenderse. La Babel gastronómica también se ha ido extendiendo y ha llegado, algo que hace unas décadas parecía impensable, hasta Valencia. Si primero fue la comida italiana, con muchos adeptos; después la americana, con trazas de fast-food, y la china, de puntillas y muy denostada en sus orígenes, ahora el galimatías es total con la cocina japonesa en expansión, la latina golpeando con fuerza y otras muchas más cocinas del mundo aflorando por cualquier rincón de la ciudad y ganando adeptos. Y aunque sea de puntillas, hoy vamos a pasar por algunas, como muestra de que en las cosas del comer eso de las fronteras también han caído. Ahora los jóvenes se entusiasman con un Ramen, los mayores descubren el sushi y los aventureros igual disfrutan en un coreano que con un plato bien chilango.
Inspiración americana
Comenzamos en un sitio muy conocido, que sigue transmitiendo cosas, y que es en sí una torre de Babel gastronómica. Te hablo de Canalla Bistro, claro. Allí puedes tomarte desde un cerdo pekín (buen sitio y buen bocado para empezar ruta gastronómica) hasta su pastrami, que ya me he declarado en muchas ocasiones incondicional de él. Y eso que, desde que abrió, ha ido evolucionando (tanto en el pan como en su condimentación). Pero me encanta. Pastrami, inspirado y homenajeando al de Katz’s Deli en Nueva York, con el que arrancamos ruta. Travesía bajo el influjo norteamericano, que tanta presencia tiene ahora en nuestra dieta. Sobre todo con esas hamburguesas nuestras de cada día. De hecho, las hamburgueserías han copado en forma de cadena o de autor (más artesanales) muchos de los bajos de la ciudad. Hay de todo, incluso algunas buenas. O muy buenas. A tener en cuenta, Burger Beer: buena carne, buena propuesta, calidad y ejecución. Con las brasas como protagonistas e hilo conductor. Muy recomendables casi todas. Hasta sus costillas que te las puedes comer con facilidad extrema.
Pastrami
El sandwich más adictivo que llega de NY aCanalla
Burger
De pollo. La Montovana en Burger Beer. Una tentación.
Inspiración latina
En el mismo continente, aunque caminito del sur, podemos disfrutar de la cocina latino americana, tan próxima a la nuestra en tantas cosas pero a la vez, tan diferente. Ancon ofrece en Valencia un rica cocina Peruana y Ameyal, lo mismo con la mexicana (donde, por cierto, ahora realizan un ciclo de tangos). Para mí, el estallido latino más impresionante es el de Junior Franco en Paraíso Travel. Y el más refinado, pulido y con proyección, el de Germán Carrizo y Carito Lourenço en Fierro. Del Paraíso Travel te recomiendo muchos platos, desde su marmijapo al ceviche cartagenero y de Fierro, directamente que pruebes su propuesta singular en su mesa única. (Esa que ya va por la quinta temporada). Aunque, en cualquier caso, no dejes de probar nunca su empanadilla de matahambre con los sabores criollos y regusto familiar. Porque en Babel, el plato que tiene raíces familiares luce más. Le pasa a los chicos de Fierro (¡recuerdos Justina!) y le pasa a Junior con las recetas de mamá (¡besos Diana!).
Ceviche
Divino bocado de Paraiso Travel con base de patacón.
Empanada
No falta en los menús de Fierro. Argentina pura.
Inspiración mediterránea
Especialmente interesante es la explosión de cocina mediterránea que estamos viviendo. No hablo de nuestra cocina (un clásico para nosotros), si no la del otro lado del Mediterráneo. Tenemos muchos clásicos, aunque de ellos me quedo sin duda con Dukala, que es una mirada a la cocina marroquí hecha con una tremenda sensibilidad. Por eso, a pesar de los años, sigue llenando cada fin de semana. Divina es su bastela. Bueno, y sus lentejas. En general, Dukala. Aunque no hace demasiado probé también la bastela de Habitual, cautivadora. Habitual también hace una mirada amplia al Mediterráneo. Aunque el último en sumarse ha sido Steve Anderson con su Balbeec. Una cocina sana que recorre toda la cuenca: de Grecia a Egipto, pasando por Turquía, Líbano, Palestina e Israel. Sí o sí, tengo que ir. (De los italianos, ya hablamos en otra ocasión… ¡Hay tantos y tanto!).
Bastela
También conocida como pastela, en este caso de cordero y servida en Habitual. Un lujo marroquí.
Briouates
En Dukala tienen también una bastela muy rica. Y uno briouates de aceitunas y queso deliciosos. Irresistible.
Inspiración asiática
Steve Anderson apostó, precisamente, desde su Seu Xerea por Babel. Lo hizo entonces y lo acentuó con su exitoso Ma Khin, cocina birmana (y fantástica). Aunque realmente la cocina asiática es la que ha consolidado su presencia con más intensidad en Valencia en los últimos tiempos. Los japoneses han aflorado: Tastem y Ulises Menezo, como referente; Komori, se coronó como el más grande; Nozomi, como el irresistible; Momiji, el recomendable…. Y, entre ellos, de golpe, la barra de Toshi, donde lo asiático se hace Mediterráneo, o la Taula de Yoon, que acaba de abrir sus puertas para seducirte con platos coreanos y que merece un capítulo propio en los próximos días.
En cualquier caso, esto es sólo un punto de partida para emprender un viaje trepidante por las mesas del mundo que se citan en Valencia. Por ejemplo, para asomarse al ramen, ese que te sirven ahora en tantos sitios y tan distintos. Algunos que sí y otros que no. Pero una tendencia, sin duda. De hecho, en nuestra próxima cita te contaré como Mister Cooking cayó en las garras del ramen con parmigiano de Kamon. Interesante, sin duda…. 🙂
Por cierto, a ver si de esta aprendo de una a utilizar los palillos. Es que este Cooking es bien limitado. Se me enredan los dedos y no me aclaro. Me faltó el otro día, en la Taula de Yoon, que fueran de metal Bellísimos, pero tan difícil de manejar para los que disfrutamos con los dedos… Será, como todo en la vida, cuestión de cogerle el punto. Todo llegará… De momento, os sigo contando cuentos con palillos, cuchara y tenedor. Para que no se nos resista nada. Todo sin fronteras, en medio de tanta bandera, un poquito de aire y libertad. Lo que sientes cuando te sientas, por ejemplo, en StreetXo o Diverxo. O en muchos sitios más. Dónde no importa de donde, si no con quién. Eso y gozar.
Estos son Los mordiscos de Babel. Una historia de Mister Cooking.
A word is dead, when it said
Some say-
I say it just begins to live
That day
Emily Dickinson